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ADCMurcia surge de la iniciativa de un grupo de amantes de la ciencia los cuales creen que, si se explica de manera adecuada, puede interesar a todo tipo de personas. Y con ese objetivo, el de sacar la ciencia a la calle y despertar el interés de la sociedad por la misma, nos ponemos manos a la obra. Porque la ciencia puede ser entretenida y porque no hace falta ser un cerebrito ni pasar horas delante de los libros para poder disfrutar de ella.

Te damos la bienvenida a este proyecto.

MDlogocuadraocosa

One Comment

    21 de junio de 2013

    El problema de la divulgación científica en directo es que ha de competir con el formato de la que se lleva a cabo en otros medios de comunicación, como en algunos programas de televisión, en que se abusa de la pirotécnica químico-eléctrica y parece que sólo tiene interés aquello que deviene rápidamente en enormes chispas y explosiones, que son recibidas con grandes aplausos por un público que no parece esperar (ni querer) recibir otra cosa. Y cualquier comentario serio sobre algún principio de la ciencia que se alargue algo más de treinta segundos ya es riesgo de expresiones de fastidio y de un cambio masivo de canal.

    En las conferencias abiertas al público general suele ser distinto pero no mucho más esperanzador, ya que normalmente un sesudo señor presentado por alguna institución igualmente reconocida va desarrollando el tema, realizando verdaderos esfuerzos para no pasar de la superficialidad entendible sin degenerar demasiado con la esencia, y tras un monólogo que a veces se alarga demasiado viene el turno de preguntas que en muchos casos no pasa de ser una versión ampliada de un incómodo silencio de ascensor.

    A este respecto, creo que las charlas informales son mucho más interesantes, tanto para el público como para el propio conferenciante, es decir, un formato que no establezca esta barrera de conocimiento que parece constituir la mesa del conferenciante levantada sobre una tarima y opuesta a un público organizado en filas y columnas, algo en que sea fácil el intercambio de comentarios y crear una empatía que levanta interés. Esto me ha pasado algunas veces en charlas informales tipo «petit comité» en que he podido notar la curiosidad creciente por aspectos del tema, y mucho más si es posible realizar alguna improvisada demostración de algún principio ligado al mismo, e incluso comprometer a los más interesados en repetir la experiencia por su cuenta.

    La consecuencia es que muchas de estas charlas dejan pendientes tantos flecos e interés que obliga a programar un nuevo encuentro. Por este motivo, creo una gran idea llevar esta iniciativa a los bares y otros espacios públicos, como librerías o pequeñas exposiciones.

    Vaya por tanto mi apoyo a vuestra iniciativa.

    Un saludo

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